Los investigadores, al contrario que las investigadoras, provocan un profundo estrés en los roedores que puede amortiguar sus respuestas al dolor. Tales reacciones afectan el comportamiento de los roedores y pueden confundir potencialmente los resultados de los estudios con animales, según un artículo publicado en la revista Nature Methods.
El estudio mide la respuesta de ratones y ratas a una inyección en el tobillo, en presencia de diferentes investigadores o mientras están solos en una habitación vacía. Sorprendentemente, los animales parecen mostrar una disminución en la respuesta al dolor de en torno al 40% cuando el investigador es un hombre y no una mujer.
Una camiseta usada por un hombre la noche anterior, dejada en la habitación con los animales, muestra similares resultados.
Las presencia de mujeres, por el contrario, no altera la respuesta al dolor de los animales; de hecho, su presencia o la de su camiseta parece contrarrestar la de los hombres.
[useful_banner_manager banners=1 count=1]
Al profundizar en el caso, los encargados del estudio descubrieron que los roedores que entraban en contacto con machos (ya fueran humanos o no humanos) mostraban una elevada presencia en la sangre de la hormona corticosterona, que normalmente se relaciona con el estrés. Este elevado estrés, en efecto, suprimía temporalmente su respuesta al dolor.
Más allá de ser una curiosidad, este trabajo demuestra efectos potenciales sobre muchas investigaciones médicas, ya que el sexo del investigador puede alterar las respuestas de base en ambientes de pruebas con animales.