El grafeno ha llegado en el momento justo para responder a las necesidades de la nanotecnología. Con propiedades extraordinarias que han sorprendido a los investigadores de las últimas dos décadas, está muy cerca de ser el componente de multitud de objetos y máquinas de última generación, desde la estructura de aviones ultraligeros a las baterías de gran capacidad.

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Con la misma composición química que el diamante y el grafito (carbono puro) tiene una estructura laminar de una sola capa con celdas hexagonales. Esta estructura le confiere extraordinarias propiedades mecánicas y eléctricas, es transparente, flexible, docenas de veces más ligero y resistente que una hipotética lámina de acero del mismo grosor y puede transportar y almacenar carga eléctrica con gran eficacia.

No es la primera vez que aparece un material con propiedades extraordinarias y potencial para convertirse en una panacea universal. En su momento este papel lo desempeño el plástico y hoy tenemos un enorme problema medioambiental sin resolver.  ¿Ocurrirá lo mismo con el grafeno?.

Muy poco se ha investigado y publicado sobre los riesgos del grafeno para el medio ambiente. Desde los procesos de obtención mediante oxidantes y reductores fuertes hasta su  eliminación como material de desecho, tanto los trabajadores como el medio ambiente estarán expuestos a riesgos no definidos con claridad por el momento.

Un grupo multidisciplinar de la Brown University, encontró que las nanopartículas de grafeno presentan bordes dentados muy duros capaces de romper fácilmente las membranas de las células pulmonares. El riesgo por inhalación e ingestión debe tenerse muy en cuenta.

Otro grupo del Riverside´s Bourns College of Engineering (University of California), ha estudiado el comportamiento de las nanopartículas de óxido de grafeno en el agua. Han encontrado que su persistencia y movilidad dependen de la carga iónica y del contenido en materia orgánica.  En aguas duras con muy poca carga orgánica (aguas subterráneas) son poco estables y tiende a desaparecer, pero en aguas con mayor contenido en materia orgánica y menos duras (aguas superficiales) las partículas son mucho más estables y pueden mantenerse en el seno de la corriente. La persistencia y movilidad en el agua superficial son factores agravantes del riesgo para animales y plantas.

Considerado irritante para ojos y piel, se recomienda prevenir su inhalación e ingestión, pero no hay información oficial  sobre la toxicidad y/o efectos carcinogénicos del grafeno.